En el corazón de esta fragancia se esconde una historia de belleza y tradición, encarnada en su propio envase.
El kintsugi, el antiguo arte japonés de reparar la cerámica con oro, se convierte en un recurso narrativo para narrar el frasco de Class con una vibrante metáfora de la vida.
De hecho, este envase captura los sentidos y al mismo tiempo nos invita a reflexionar sobre las imperfecciones y el poder de devolver la vida a algo que está roto.
La decoración eleva el producto a objeto de arte, transformándolo en símbolo de auténtica belleza, fuerza y renovación.